Un accidente le cambió la vida pero no su afición a la lectura. De la frustración a la ilusión, gracias a la Lectura Fácil.
Recuerda muy bien sus lecturas de infancia y juventud. La colección de «Los cinco», «Elisabeth», incluso el Senda, aquel libro de lectura que acompañaba al de Lengua en la EGB. Después, estudiando ya la carrera de Odontología pasó a textos más científicos, que compaginaba con los de Filosofía. Leía a Darwin y hasta en varios idiomas. También aficionada a la música, la ópera, la guitarra… Las bibliotecas eran un espacio habitual en su vida: para estudiar, para leer.
A sus 47 años, Arantza lleva tras el accidente una vida distinta pero a la que quiere sacarle el mayor partido posible. Desde hace 4 años y medio vive en Etxegoki, un servicio foral de apartamentos con apoyo para personas con discapacidad que gestiona Fekoor. Arantza es una mujer activa, inquieta y entusiasta.
Quiso recuperar su hábito lector pese a sus limitaciones. Secuelas cognitivas que le dificultan la comprensión, la concentración o la memoria. «Veo una ópera, por ejemplo, y al recordarla es como si me faltara la parte del medio de la historia…». «Cuando cojo un libro que me interesa, siento cierto miedo: ¿me atreveré?, ¿podré con él?». Llegó a sentirse de alguna manera frustrada al participar en tertulias literarias. «Teníamos que llevar 30 páginas leídas por nuestra cuenta y luego comentar en la tertulia. Pero yo me perdía en la lectura, de mi boca no salían las palabras que yo quería decir. A veces, quiero leer más rápido de lo que puedo».
La experiencia en un club LF
En algunas asociaciones ha encontrado una gran ayuda. En Entremanos por ejemplo. Descubrió los libros de Lectura Fácil y enseguida encontró una tabla de salvación para no perder su afición y sus ganas de leer. Antes de participar en el club LF con sus compañeros de Entremanos en la Biblioteca municipal de Deusto (dinamizado por Lectura Fácil Euskadi) ya había leído títulos como «El agua del Rif» (Ed. La Mar de Fácil), «El fantasma de Canterville» (Ed.Almadraba) o «La sensualidad en la pintura de Gustav Klimt» (Ed. Everest)
La experiencia del club de lectura ha sido otro descubrimiento. «La he disfrutado mucho». La lectura en voz alta, el poder seguir la historia con más facilidad, el apoyo con imágenes y vídeos como refuerzo, el compartir reflexiones con los compañeros y compañeras en un espacio de respeto, tolerancia y apoyo mutuo con las limitaciones de cada uno.
Como quiere repetir la experiencia y se la ve con tantas ganas, desde Lectura Fácil Euskadi, la hemos animado a promover en Etxegoki crear un espacio de lectura compartida con los demás residentes. Seguro que lo consigue. La Lectura Fácil le ha hecho pasar de la frustración a la ilusión.