Ghislaine Tenaud vive en Châtillon-Coligny, un pueblo de la parte central de Francia. Hasta allí han llegado un par de ejemplares de literatura en castellano. Dos clásicos bien conocidos por aquí: “La gitanilla” de Cervantes y “El Lazarillo de Tormes”, obra cumbre de la picaresca española.

Son libros en formato Lectura Fácil, gracias a los que Ghislaine puede disfrutar de leer en castellano, aunque es una lengua que no domina y que está actualmente aprendiendo. Desde hace aproximadamente un año, ha sumado el español a sus estudios diarios de griego y latín.

El conocimiento de Ghislaine sobre la lectura fácil le llegó en forma de regalo, a través de un par de amigas españolas: Juani y Lucía. Las tres se conocieron a través de la red social para el aprendizaje de idiomas Busuu y mantienen el contacto a través de Messenger y Skype.

Lucía trabaja en la Mediateka BBK de AlhóndigaBilbao, biblioteca donde la lectura fácil tiene un lugar destacado entre sus fondos desde hace unos meses. Así que le pareció una buena herramienta para que Ghislaine “pudiera combinar el aprendizaje del español con su afición por la lectura” y le regaló los libros.

La reacción en positivo no se ha hecho esperar. «Estoy encantada con estos pequeños libros porque están perfectamente adaptados a lo que busco: claro-util-lenguaje-llano”, asegura Ghislaine. La Lectura Fácil tiene un campo importante y útil en personas con dificultades lectoras transitorias, como los extranjeros que no dominan el idioma en un primer estadio. Este tipo de formato se adapta a sus necesidades y capacidades, sirve de vía de entrada a textos más complejos y además motivan a seguir estudiando y leyendo.

También eso Ghislaine lo ha comprobado: “Me gustaría saber leer mejor en español para poder leer otros libros de esta misma colección».

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