Ella quería leer. Le gustan las historias, especialmente las de aventuras y las de amor. Pero cuántas veces lo había intentado y el resultado, casi siempre el mismo: abandonaba el libro porque era demasiado largo, demasiado difícil de entender, demasiado cansado para disfrutarlo. Por eso, tampoco le ha gustado mucho estudiar. “Ha empezado muchos libros, pero nos los termina”, dicen en su casa.
Se llama Alejandra Romero y tiene 24 años. Una chica vital, entusiasta, que pese a su discapacidad intelectual, no quiere dejar de desarrollar su afición a la lectura. Trabaja en uno de los talleres de Lantegi Batuak, en el municipio bilbaíno de Rekalde y pertenece desde hace siete años a la asociación Gorabide. Tiene muchas otras aficiones: salir de excursión, el cine, el teatro y los musicales, ver la televisión y hacer deporte.
Su experiencia con la lectura suele ser en compañía. Alejandra, es de las que lee en casa en voz alta, con su familia. Pero también la acompañan a la biblioteca y a las librerías, donde le gusta mirar los títulos.
Recientemente, ha descubierto la lectura fácil, y con ella, un mundo lleno de historias que consigue disfrutar de principio a fin. Eligió “La música del viento”, una adaptación de una de las obras del escritor catalán de novela juvenil, Jordi Sierra i Fabra. Su familia reconoce que “le interesó y rápidamente le enganchó. Eran pocas hojas, con la letra grande, entendía todo desde el principio y lo ha leído con agrado”.
Y lo más importante…¡desea continuar leyendo! Incluso, le gustaría participar en un club de lectura.
Alejandra, cuéntanos, ¿has elegido ya el próximo?