¿Qué hace una biblioteca como tú en un barrio como este? Tiempos de cambio. También en el mundo de las bibliotecas, donde últimamente se escuchan cosas como “el futuro de las bibliotecas no está en sus colecciones o edificios sino en las relaciones que se construyan con quienes son destinatarios de nuestros servicios”. Algo que siempre debía de haber sido así, no?

También me gusta esta otra reflexión: “Las bibliotecas son núcleos de conocimiento que recolectan la sabiduría de la comunidad y la comparten con el mundo”. Destinatarios, comunidad, mundo…personas, al fin y al cabo. Las que nutren espacios públicos como las bibliotecas. Porque sin las personas usuarias, las estanterías llenas de libros, los espacios de lectura, los ordenadores y servicios que hoy día se ofrecen, se convierten en piezas de museo.

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Por tanto, una biblioteca debe primero conocer a su público. Debe de ser consciente de dónde está ubicada, qué tipo de personas viven en ese barrio o pueblo, cómo es esa comunidad, cómo evoluciona, qué demanda y qué le puede ofrecer la biblioteca. Creo que es fundamental que sea la biblioteca la que se acerque al barrio y a su gente y no al revés. No esperar que por el hecho de que una biblioteca sea un espacio institucionalizado y reconocido socialmente, habitual en nuestra geografía cotidiana, la gente de cualquier barrio se va a acercar a la suya.

San Francisco. Bilbao La Vieja. Un barrio de la capital vizcaína conocido por su alto volumen de población inmigrante. Un barrio en transformación donde reina la diversidad: étnica, cultural, religiosa, lingüística. Y donde la biblioteca, ubicada en el corazón del barrio, no es precisamente un lugar demasiado frecuentado por sus vecinos y vecinas. Aunque desde el interior de este espacio se desarrollen iniciativas para atraerles: libros y periódicos en sus lenguas de origen, conexión a internet, talleres formativos,… Pero no se consigue. ¿Igual habría que salir de los muros de la biblioteca?, ¿a buscarles?, ¿a contarles?

 

El tejido asociativo en nuestros territorio está consolidado hace tiempo, es potente, es el que tiene el contacto diario y permanente con muchos colectivos distintos de personas. En el caso de Bilbao La Vieja y San Francisco, son numerosas las asociaciones que trabajan con personas inmigrantes, en riesgo de exclusión, etc Muchas de ellas, con sus sedes a escasos metros de la biblioteca. ¿Cómo es posible que no haya contactos habituales entre biblioteca y asociaciones pudiendo ser la primera un referente de integración y socialización a través de la cultura y el encuentro ciudadano?

 Crear vínculos

He tenido recientemente esa experiencia. La de salir con la responsable de la biblioteca de San Francisco a conocer “lo que había ahí fuera”; a proponer la participación en un proyecto relacionado con la lectura fácil y las personas inmigrantes. Lo que desde dentro parecía difícil de conseguir, fuera ha sido coser y cantar. El interés y la receptividad de las asociaciones que trabajan con estos colectivos está siendo la nota predominante. Al mismo tiempo que he tenido la sensación de que, hasta el momento, la biblioteca les había parecido algo lejano y ajeno.

Ya nos sabemos lo de la función de la biblioteca y los nuevos retos ante una sociedad en cambio. La función socializadora e integradora que puede tener en este caso para las personas inmigrantes (6,9% de la población en Euskadi). Un punto de encuentro y acercamiento a distintas culturas.

Pero también hay que tener en cuenta otras circunstancias. Biltzen (Servicio de Integración y Convivencia Intercultural del Gobierno vasco) pone de relieve aspectos de la población inmigrante con respecto a la lectura o al uso de los servicios de una biblioteca. Nos encontramos con factores negativos, como el de una percepción identitaria estigmatizante (ciudadanos de segunda), la distancia lingüística, en el conocimiento y manejo de castellano y euskera o la propia percepción del ocio (derivada de su proyecto migratorio o su experiencia de origen; no ligada necesariamente a un desembolso económico). Si bien para una persona autóctona, la lectura y el ocio son necesarios en su vida cotidiana, la población inmigrante tiene incorporada la lógica del trabajo y esfuerzo; priman necesidades de mejorar su situación económica y social.

 Accesibilidad a sus posibilidades y necesidades

No significa que lo rechacen. Su percepción de la lectura en general pasa por ser algo positivo para la persona, aunque a veces lo identifiquen con una actividad propia de personas ociosas y de estatus medio/alto (por el coste que supone comprar lectura) o tiendan a idealizar al lector y la lectura. Lo consideran sin embargo un factor de integración fundamental, que facilita el aprendizaje y domino de la lengua oficial, es fuente de información (del entorno inmediato y del país de origen), de desarrollo personal y aumento de autoestima. Es también una mejora de futuro para los hijos y potencia el crecimiento profesional.

En ese sentido, conviene recordar a las personas inmigrantes como público potencial de los materiales de lectura fácil. Resulta una herramienta útil para muchos perfiles de este colectivo: padres y madres con hijos escolarizados en la lengua de su nuevo país, aquellos en proceso de alfabetización, o con poco dominio de la lengua oficial,…o simplemente como usuarios y ciudadanos que necesitan formatos accesibles para información administrativa, normativa o de regulación.

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